domingo, 29 de abril de 2018

CARTAS DE PARIS: Cap. 4 (Historia basada en hechos reales)

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El tiempo estaba transcurriendo tan lento, tal vez por la soledad,  el hastío, la desesperación de volver a ver a su familia, si hubiera alguien, pero no hay nadie que pueda poner en riesgo su integridad por ella, en este lugar no, el recuerdo de Guido le ayudaba a sobreponerse, él sí hubiera puesto todo por ella, pero ni sabe donde estoy, que le habría dicho su tía cuando él volvió, fue tan poco su amor que no hizo nada para buscarla? ni siquiera yo sé donde estoy, ni siquiera sé a ciencia cierta qué pasará conmigo se decía. De pronto una idea cruzó por su mente, la viejita.
_ gracias señora por venir, Danilo me dejó cosas para que coma pero ya se están acabando y no puedo salir, ni siquiera sé donde estoy.
_ estás en la montaña mi hijita _
_ es muy lejos de Lima?_
con un sonrisa:
_ uy, mi hijita, muy lejos, pero muy lejos y mejor ni lo pienses.
Lo dijo al ver que el rostro de Camelia se entristecía.
_ Las cosas a veces son de manera diferente y nosotras las mujeres no podemos hacer nada para  cambiarlo_
_ si esto no lo puedo cambiar, lo último que quisiera es ver a mi padre por última vez_
La vieja solo se volteó y se perdió en el camino, ella la veía por la pequeña ventana, pequeña y grande  a la vez, por ahí veía su libertad bailar por las noches y cansarse por las mañanas, si se escapaba por dónde correría, por dónde sale el sol, por dónde se esconde el sol, seguiría el camino que emprende la anciana cada vez que se va y de ahí a dónde, a dónde?
Al pasar las semanas empezó a sentir malestar, le dolía todo el cuerpo, no soportaba el olor del roble o de la hierba humedecida por la lluvia.
Se quedaba horas mirando por la ventanilla, rogando que apareciera alguien y cuando aparecía la viejita con su caminar cansino el sol entraba en su alma.
sacaba sus manos por la ventanilla y la saludaba, a lo lejos ella también lo hacía.
_ pensé que nunca más vendría_
_ y porqué? tal vez por que ya estoy vieja? y sonrió.
Camelia bajó la mirada.
_ estoy sintiéndome mal en estos días_
Sus largas pestañas se llenaron de lágrimas.
La viejita la miró profundamente, sólo como los ancianos suelen mirar para saber qué solución se puede dar apoyados por su gran sabiduría.
_ mi niña, estás embarazada_
Aquellas palabras retumbaron en su cerebro haciendo que perdiera el equilibrio, perdiendo el conocimiento.

continuará...

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