miércoles, 2 de mayo de 2018

LAS BOTAS DE CHAROL NEGRO-Cap. 1


Estaba en la oficina, mientras respondía los mails de los clientes, se iba acariciando una a una las arrugas que iban naciendo en la esquina de sus ojos, no volveré a reírme más, se decía a sí misma, nunca más, la edad cae sin contemplaciones y cae como un alud si no estás preparado, ya no soy joven se decía mientras su imagen se dibujaba en la pantalla de la computadora, pero tampoco soy tan vieja y  sonreía.
El calor era intenso, el sol brillaba entre los ladrillos, el sonido de los mixers, los tks, los obreros cargando viguetas o ladrillos, como una danza que solo era de hombres, los ladrillos iban pasando uno al otro, volaban en el aire, el polvo era como lluvia fina, blanca, hombres con la fortaleza que solo ellos son capaces de tener, a lo lejos estaba él llenando el techo, uno más, el sudor corría en su frente como cristales, el esfuerzo se notaba en su rostro, su ojos chispeaban de entusiasmo, un nivel más por terminar, la tela de su ropa se pegaba a su cuerpo dejando traslucir sus músculos que se contraían y se relajaban durante aquel ejercicio.
Los cristales de la caseta donde estaban los ingenieros se había enturbiado un poco pero no evitaba ver lo que sucedía, de vez en cuando de reojo veía aquella danza y de vez en cuando se distraía de lo que estaba haciendo y se quedaba perpleja mirando, los obreros la miraban y le sonreían, se sentía sorprendida, se volteaba y seguía en su quehacer, sino, se paraba, se colocaba el casco y gritaba desde la ventana, a este le falta el casco, al otro los anteojos, donde están las fajas y regresaba a su asiento, se los decía por su bien, en medio de todo eran hombres no bestias de carga, gente con sentimientos, con sueños, con familia, mujeres e hijos que esperan por ellos sanos y salvos.
Pero porqué le atraía tanto ese hombre, porqué a algunas mujeres le atraían el lado salvaje de todo o el lado primario de su ser se lo exigía? quién podría identificar o traducir lo que sentía? humedeció sus labios al imaginar encontrarse a solas con él, qué haría? de qué hablarían? ella solo quería saber qué se sentiría buscar sus labios y besarlos, morderlos suavemente y sentir su piel, su carne. El golpe de la comba la hizo despertar, miró a su alrededor y se cruzó con los ojos más negros que había visto, aquella chispa en sus ojos, aquella que la hacía sentir incómoda, su cuerpo se estremeció y trató de concentrarse en la computadora.
Aquella noche las estrellas estaban más luminosas, el auto corría por la carretera, la música la acompañaba, el recuerdo de aquellos ojos le hacían sentir calor, de pronto un sonido fuerte la hizo frenar al seco, el auto chilló y agradeció que ningún auto estaba detrás de ella, qué había pasado, una de las llantas había reventado, aparcó el auto en la berma auxiliar, prendió las luces de emergencia, salió, sacó el triángulo de emergencia y luego entró de nuevo al auto para llamar al auxilio mecánico, cuando se disponía a marcar los números, sintió una sombra que se acercaba por detrás del auto, pensó, un policía de tránsito, cuando levantó la mirada, él estaba ahí parado con el casco puesto, ese gran caso la asustaba era todo negro que no se podía saber si te estaba mirando, pero esta vez por supuesto que la miraba aunque hubiera una pared de concreto en medio sabía que la estaba mirándo.
Está bien? no podía gesticular ninguna palabra, lo sentía tan cerca, hasta podía sentir el olor del jabón, al sacarse el casco, sus cabellos rizados, negros volaron libres, una onda furtiva caía sobre su frente.
Está bien? volvió a preguntar y la hizo salir del trance. Sí, sí, es la llanta. Tiene llanta de repuesto? Sí, sí. Démela, abrió el maletero como una autómata y sintió el calor de su cuerpo acercarse a ella para sacar la llanta, cuando se agachó e hizo el esfuerzo de sacar la llanta sus dientes blancos se notaron en la noche, ella se apartó un poco para darle espacio o tal vez para sentir aire fresco que la sacara del mareo que sentía, pisó una piedra y al hacerlo casi rueda por la pista, él dejó caer la llanta y la sujeto, realmente está bien? sí, sí, la miró como si sospechara que no. Se dedicó a cambiar las llantas, mientras ella no dejaba de mirar todo lo que hacía, ella pensaba, su cuerpo estaba acostumbrado a realizar toda clase de esfuerzos y cambiar una llanta tal vez era un juego, terminó de cambiarlas, metió la llanta dañada al maletero y vio sus manos sucias de grasa y tierra, tengo un galón de agua atrás. No se preocupe tengo una franela en un bolsillo de la moto, ok, él avanzó a la moto, se limpió las manos con la franela, luego se puso el casco, ella lo miraba fijamente abrasada al galón del agua, el sujetó la correa del casco y giró a mirarla, apúrese guarde eso, ella lanzó el galón dentro y casi corrió para subir al auto, la voy a seguir. No es necesario. Si lo es, mañana lleve el auto a que lo revisen, cuando ella entró él le cerró la puerta, se acercó un poco y sintió su calor, sus ojos se abrían y cerraban rápido como si quisiera despertar de algún sueño, sueño donde él se acercaba a besarla, colóquese el cinturón le dijo finalmente y acto seguido encendió la moto y ella el auto, perdiéndose ambos en el tráfico. En pocos minutos llegaron a la puerta del edificio de departamentos, ella no sabía si ingresar el auto al edificio y saludarlo con la mano y no volver a salir o esperar a que él se acercara y despedirse de él y agradecerle, no pudo hacer ni lo uno ni lo otro, él al ver que se abría la puerta del estacionamiento automáticamente pasó cerca de ella hizo un ademán de saludo y aceleró perdiéndose al final de la calle, ella se estacionó, se quedó un instante sentada revisando mentalmente lo tonta que había sido, desde el punto en que no pudo decir una oración completa, hasta el momento que dejó de ser una mujer independiente y permitió que él tomara el control de la situación, ella podría haber dicho que no se preocupara que estaba llamando a auxilio mecánico y ya, adios, pero no, no dijo ni una sola palabra y se dejó llevar, es que acaso él tenía un poder especial para alterarla? no quiso pensar en eso, salió del auto y casi corrió a su departamento, quería dormir.
Bajó del taxi apresurada, sus colegas le preguntaron qué había sucedido con su auto y ella les relató lo que había sucedido omitiendo lo sucedido con "el obrero", se sorprendió pensando de esa forma, por qué omitir ese episodio? si no fuera obrero tal vez sí lo hubiera contado? agachó la cara como si se avergonzara de sí misma.
Te quería agradecer por lo de anoche, él giró sobre sí y sus ojos hicieron que se sintiera de nuevo incómoda, ella agachó la mirada y le volvió a agradecer, giró de nuevo y siguió haciendo lo suyo, no se preocupe señorita no fue nada, ella se quedó sin palabras, qué le pasaba, acaso detestaba tanto a sus jefes que el orgullo lo hacía actuar de esa forma.
Regresó a su oficina pensando porqué esa actitud, no le era de su agrado acaso? se preguntó, todos los obreros la trataban con respeto y cariño, menos él, a él su presencia lo tenía sin cuidado y si la tenía cerca ella era transparente para él, por qué?
Los días pasaban y las fiestas navideñas se acercaban, las festividades hacían los días de arduo trabajo más llevadero, coordinar los regalos para los obreros y el brindis la llenaba de regocijo, jugar entre sus colegas al "amigo secreto" y recibir cada día un pequeño regalo la regresaban a la niñez a la felicidad de las luces en la calle, a los villancicos en las radios, a la gente sonriente, a los afectos de su familia que la llenaban siempre de cariño y amor.
Brindemos por una navidad en familia y un año nuevo lleno de felicidad para todos, gracias señorita, para usted también, acto seguido sintió el sabor del champagne en sus labios y al beberlo se tropezó con la mirada de él que le sonreía muy tímidamente, dejó de beber e hizo como si no lo hubiera visto. Se dedicó a entregar uno a uno los regalos a todos los obreros que le deseaban a su vez mucha felicidad, cuando él se acercó dejó que uno de sus colegas le diera el regalo, él lo recibió con la seriedad de siempre, no la miró, ella había decidido romper con esa sensación que él le hacía sentir.
Casi todos ya se habían ido, solo sus colegas se habían quedado para realizar el intercambio, todo fue ameno y divertido, era un grupo muy unido, eran personas auténticas y sencillas, todos salieron en grupo festejando, riéndose de las bromas, cada cual tomo su auto y se fueron, ella se había olvidado de algunas cosas en la oficina, claro la laptop tenía que trabajar aún en las fiestas, no tenía más nada que hacer, ni con quién, sus colegas le habían invitado cada cual a su casa para que no pasara sola las navidades pero para ella era divertido aunque todos la miraban extrañados, entró a su oficina sacó la laptop, la enfundó, cerró la puerta y al salir al estacionamiento él estaba ahí en su moto, con el casco entre sus manos.
Ella no le hizo ningún gesto, intentó ser indiferente, metió la laptop y la cartera en la maletera, no va a desearme felices fiestas? ya se las deseé a todos, por qué no me dio el regalo? porque no me correspondía ser yo, mientras hablaba cerraba la maletera y abría la puerta del auto para subir lo más rápido posible, él se lo impidió poniendo el brazo en la puerta.
_no me parece que te des esas atribuciones, el vigilante en cualquier momento sale y no me gustaría que haya problemas_
_ no va a salir, le di mi regalo y está llamando a su familia para que vengan a recogerlo_
_ no me gusta tu comportamiento déjame entrar_ él se movió haciendo un ademán para que ella entrara en el auto. Ella ingresó, encendió el motor y salió rauda, él la fue siguiendo, no podía creerlo todo este tiempo ni la miraba y mucho menos le hablaba, cuando lo tuvo cerca, bajó el cristal de la ventana.
_ será mejor que me deje en paz o haré que un policía te detenga_
_ soy libre de transitar en cualquier calle_
Ella salió de la carretera e ingresó a una calle cerca de un parque, se estacionó y él detrás también lo hizo, mientras ella salía, él se quitaba el casco, ella avanzó rápidamente hacia donde estaba estacionado, miraba su sonrisa, pero eso no la alejaba de la cólera que sentía por todos esos días que ni la miró, cuando estuvo cerca la tomó entre sus brazos y la beso, sus labios estaban tibios, húmedos, con la fuerza de su cuerpo sentía la presión en sus entrañas, solo pudo emitir un quejido, él la había tomado de la cintura con una mano, por fin sentía sus manos fuertes que le hacían doler, pero ella estaba a gusto, lo estaba esperando, lo estaba deseando, la pasión la mareaba, cuando la soltó, la miró de aquella forma que a ella le gustaba, le dibujó de nuevo aquella sonrisa que es y no es.
_ qué pasó ahora ya no dice nada?_
 Ella giró sobre si y caminó a su auto, quería estar donde se sintiera segura o al menos cómoda.
El corrió hacia ella, la abrazó de nuevo y la volvió a besar, ella se separó empujándolo hacia atrás, qué te pasa? El no dijo nada. _Crees que soy una muñeca con quien puedes jugar al conquistador?_
_ No, no creo eso de ti _ se aproximó un poco más, _nunca voy a pensar eso de ti, desde el primer día me gustaste, pero como hago para acercarme a ti?_
Aquellas palabras la hicieron reaccionar, era verdad, los mundos donde se desenvolvían eran distintos, por no decir otra cosa, agachó la cabeza miró sus zapatos, el de ella unas botas de charol negro y el de él unos zapatos de seguridad para obreros, subió la cabeza y por fin pudo ver esa mirada, profunda, negra, pero esta vez tierna y sensible. Es un obrero.


continuará ...

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