Creo que con solo leer a quién va dirigida ya sabes quien la escribe, antes que nada quiero escribir esto porque no fui lo suficientemente valiente para decirte PERDÓN, perdón por haber dejado que pasaran todos y tantos años, perdón por no quedarme contigo aún teniendo este amor que quiero que sepas nunca se apagó, hoy que siento que el final de mis días se acerca creo que el sentimentalismo me ganó y tuve la urgencia de decirte que nunca, nunca deje de amarte, sí, tuve una familia, esposa, hijos, nietos pero en mi alma y mi corazón siempre guarde ese amor que muchas noches me atormentó y que sabes bien hizo muchas veces que fuera en tu busca y a pesar que tú me ofrecías todo no fui valiente de recibir todo lo que me ofrecías.
Quiero que sepas que nací para amarte y moriré haciéndolo, tal vez para ti estas palabras llegan tarde pero necesito decirlo, tal vez por que me volví uno de LOS ÚLTIMOS LOCOS ROMÁNTICOS DEL MUNDO.
En estos últimos años me he esmerado en acercarme a Dios, ese Dios que tú tantas veces me aconsejabas me acercara y lo hacía pensando en algo, le pedía que si realmente existe otra vida que por favor en esa vida la pueda compartir contigo, por fin ser lo suficientemente valiente para estar contigo, que me dé la oportunidad para darte todo este amor que me explota en el pecho, este amor que me calienta el alma y el ser.
PERDON y TE AMO es lo último que puedo decir.
No quise decir nada antes por el temor que tú me dijeras que ya no querías saber nunca más de mí como la última vez.
Recuerdas aquella canción que me gustaba cantar cerca a tu oído, aquella que decía que habías llegado tarde a mí, que tú llegas cuando yo me voy, hoy vuelve a pasar.
Flo, guárdame en tus más dulces recuerdos, que yo te aseguro te llevo conmigo.
TE AMO HENRY.
Florencia no podía aguantar el llanto en cada palabra una lágrima brotaba como haciendo honor a cada una de ellas, muchas veces su nieto se acercaba para tratar de abrazarla o sostenerla pero ella se lo impedía quería terminar de leer todo aquello, cuando lo hizo el papel cayó a la hermosa alfombra persa, el nieto rápidamente la recogió y la leyó, se arrodillo junto a ella y la sostuvo, se abrasaron por un momento.
_ él ya murió?, mientras intentaba secar sus lágrimas con su pañuelo.
_ no mi señora, él aún… y agachó la cabeza.
Florencia suplicó le diera el nombre de la clínica o el lugar donde él estaba, ella siempre fue una mujer fuerte y valiente y el último acto de valentía que le podía ofrecer es ir a verlo y decirle lo que tenía que decirle.
El abogado consultó y al final le proporcionaron la dirección, el nieto le suplicaba que ese deseo era una locura y que ella ya no estaba para esos trajines, pero la mirada de Florencia le dio a entender que era inocuo intentar que cambie de idea.
Salieron del estudio de abogados e ingresaron al auto, se dirigieron a donde le habían indicado.
_ sabes que te expones a que te echen de ahí verdad??
Ella lo volvió a mirar, claro que lo sabía, pero como todo lo que se refería a él, ella siempre estaba dispuesta a correr el riesgo, a luchar, a enfrentarse, por un instante dejo de estar consciente de tener setenta y cuatro años y recordó mientras veía como el auto se comía las calles.
_"Ariza" dónde estás?_ salía en el mensaje del teléfono
_"Ariza" dónde estás?_ salía en el mensaje del teléfono
_ En mi casa como siempre_
_Quiero verte_
_ Entonces ven_
El taxi llegaba a la puerta de su casa y marcaba el número del teléfono para llamarla.
_ baja quiero que tú me abras la puerta_
Ella bajó y entre las rejas de la puerta lo vio parado, ansioso de que se acercara, ella sonrió y se acercó a la puerta sin abrirla.
_ y ahora qué pasa, que quieres?
El jaló de su brazo y la abrazó con las rejas en el medio, ella se reía y dejaba que él la acariciara.
_ abre, abre, no seas mala, sabes que te necesito.
Ella abrió la puerta y él la tomo entre sus brazos y la beso, llegaron haciendo tumbos hasta la puerta, se abrazaron y se rieron al ver su reflejo en el cristal de la ventana, una vez cerrada la puerta él la acorraló entre la pared y su cuerpo.
_ "Ariza", te extrañé_ y la besó.
_Tendría muchas cosas que decirte, te extraño
_ pero, eres tú el que aparece y desaparece sin sentido, vas y vienes de mi vida sin dejar las cosas como deben ser, además hoy no puedes decir nada se ve claramente que has tomado, te hago un café y conversamos.
_ sabes que no me gusta el café.
_ entonces toma agua, no quiero que te vayas así.
_ hoy me quedo contigo, hoy te necesito, porqué no te quedaste conmigo? Porqué no nos casamos, porqué no tuvimos hijos.
_ pudimos haber tenido pero desapareciste o no lo recuerdas, sabes que te amé, te amo y tal vez toda esta vida te amaré, pero y tú puedes decir lo mismo?
_ te necesito.
Una lágrima corrió por su mejilla, él la beso, acarició uno de sus brazos, acarició sus cabellos, con su mano sujetó su cuello y besó su mejilla.
_ siempre te voy a fallar y siempre me vas a amar, yo sé que no te merezco, pero tú igual me recibes, igual me tratas con cariño, igual dejas que haga esto.
_ será porque te amo.
Se abrazó a él, ella sabía que después se iría y que luego de una larga temporada regresaría con las mismas disculpas, pero igual iba a sucumbir, ya nada le interesaba.
Él la volteó y acarició su espalda, con sus manos fue acariciando su muslos hasta subir por su vientre, no sin antes constatar su humedad, entre sus manos sostuvo sus senos y con sus dedos jugó con aquellos botones, sabía que ella iba aceptar todo, él la amaba como a nadie pero era cobarde y no podía enfrentar tantas cosas por ella, en cambio ella si era capaz y la amaba por eso y también por esa razón necesitaba estar con ella, sus quejidos hicieron que siguiera en el mismo afán, se pegó más a sus curvas, le subió el vestido y metió sus manos por debajo de él, retiró de su cuerpo la ropa interior y se sintió feliz de tocar su piel, suave, tibia, la sensación de tenerla hizo que muchas sensaciones corrieran por su mente, por su cuerpo, por su vida, lamió sus hombros como un perro hambriento buscando un bocado y luego de saciar la necesidad de poseerla, el cansancio los venció.
Ella estaba acostada boca abajo con la espalda desnuda, él dulce y lentamente fue acariciándola, la besaba una y otra vez, acomodó la cabellera larga sobre la almohada, él acercó su boca a uno de los oídos y empezó a susurrar una canción:
“ tú llegaste a mi cuando me voy, eres luz de abril, yo tarde gris…”
El golpe de un bache la hizo regresar de aquellos pensamientos, habían pasado tantos años, habían pasado tantas cosas, llegaron al fin de su destino, las inmensas puertas de cristal se abrieron mientras ella avanzaba con paso firme, nada ni nadie podría impedir en ese instante alejarla de él, el nieto se acercó a preguntar en el counter de recepción y le dieron las indicaciones, subieron al ascensor y salieron con premura hasta llegar a aquella puerta, blanca, inmensa, paso un trago de saliva se abrió la puerta y una muchacha salió a recibirlos y con amabilidad les preguntó quienes eran, el nieto le indicó que él había trabajado con Henry hacía tiempo y que recién se había enterado que se encontraba mal, la muchacha no creyó mucho lo que decía pero al ver a Florencia inquieta los hizo pasar.
_ Abuelo, tienes visita_
continuará...
continuará...
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